SE ACABÓ EL DEBATE.

 

La palabra singularidad, en su sentido más estricto, hace referencia a la cualidad que poseen aquellas personas, objetos o hechos, llamados singulares. A partir de esto, se puede decir que la singularidad, como un factor determinante, es el conjunto de aquellas características que distinguen a cierto ente de los de su misma  clase o grupo. (Internet)

O sea, singular es todo lo que existe. Animal, vegetal o mineral, si lo valoramos en su simple y auténtica realidad, antes de incluirlo en ninguna clasificación que lo emparente, mediante un adjetivo, con otros ejemplares con alguna característica común, como por ejemplo, humano, proboscídeo, leguminosa o ferruginoso.

Si a eso le añadimos el hecho de que ese ente posee inteligencia y voluntad, como el ser humano, la diferencia se acentúa de forma exponencial, ya no sólo por su singularidad física, sino por su genuino comportamiento.

A este concepto se le opone el de la pluralidad, en el que quedan incluidas todas las clasificaciones que al hombre se le ocurra inventar, con la finalidad de simplificar la organización de una compleja realidad.

Cuando el personaje de la foto de ahí arriba, August Landmesser, un obrero metalúrgico alemán de los astilleros Blohm & Voss de Hamburgo, que el 13 de junio de 1936 decidió no ejecutar el saludo ritual de los nazis, como sus compañeros y público asistente, ante las autoridades que celebraban la botadura del buque-escuela Horst Wessel, estaba dando testimonio fiel de su singularidad.

Una de las ventajas -o desventajas- que trae consigo la singularidad es la de pensar por sí mismo, al margen de la opinión generalizada y compartida y, en el caso de ser consecuente, actuar de acuerdo con ese pensamiento. La imagen deja en evidencia esa posibilidad.

En la singularidad se ha basado todo aquello que el hombre ha conseguido tras salir de la caverna. La historia del progreso conseguido por él, está escrita en torno a nombres propios.

No se tienen noticias de ningún hecho auténticamente relevante en la larga marcha hacia la verdad y el bienestar humanos que se pueda atribuir a la masa, el pueblo o la gente. Cuando, quienes tienen interés en difundir e imponer el fraude de una afirmación semejante, hacen referencia a movimientos, revoluciones o cualquier otra heroica gesta colectiva, están únicamente regalando los oídos del colectivo al que se dirigen, con intenciones que no hace falta especificar.

Hoy en día, cuando el debate y el consenso, herramientas esenciales del sistema democrático, están en franca retirada ante la bárbara embestida de las Causas Perfectas, la 'imperfección o anomalía' que representa Landmesser en la imagen que ilustra este texto, debería convertirse en la pancarta de todas aquellas singularidades que están dispuestas a defender su derecho a serlo.

Esta mañana, en el programa 'Répliques' de France Culture, que dirige y presenta el pensador Alain Finkielkraut, tenia lugar la conversación de este con el creador y director de la prestigiosa revista de pensamiento 'Le Débat', Pierre Nora.

El tema del debate estaba planteado en torno a la lamentable desaparición de la mencionada publicación, por decisión de su director, y las causas que este declaraba para explicar la clausura de cuarenta años de fértil contribución a nuestra cultura y civilización.

El título que Finkielkraut escogió para este capítulo de su programa era de una elocuencia decisiva : "La fin du Débat".

Nora daba cuanta del estado actual de la cultura, y más especialmente de la ausencia de una discusión abierta y estimulante, en relación a lo que definía como "un paréntesis abierto entonces en la cultura de la 'lucha' imperante en tiempos de la Guerra Fría, que se cierra en estos momentos, para dar paso a un nuevo episodio de aquel estéril y destructivo enfrentamiento intelectual".

El editor aludía el regreso, al campo de la deliberación, de una nueva versión de la intolerancia, encarnada esta vez por lo que él denomina Las Causas Perfectas.

Estas verdades reveladas, que proceden invariablemente de los campus universitarios americanos, están llegando de forma imparable, al parecer, al territorio europeo de las ideas.

La perfección que presentan como ariete incontenible, no solo supone un repertorio de ideas fanáticas y agresivas, sino la descalificación absoluta de cualquier razonamiento que no se atenga a su doxa.

En el curso de esta enriquecedora entrevista, surgieron alusiones muy lúcidas sobre conceptos históricos que ya se suponía superados, como el del arte 'engagé ', concepto atribuido erróneamente en exclusiva a Sartre, cuando al mismo tiempo había sido empleado en un sentido diametralmente opuesto por otros autores, o el más significativo del hallazgo estalinista del 'antifascista', que, aparte de su revival tras la caída de la anterior 'causa perfecta' del comunismo, por parte de la extrema izquierda actual, se ha travestido con la nueva identidad  de 'perfección', en forma de 'antirracismo',  'ecologismo' o en ese actual delirio 'feminista', que invaden el terreno de la razón, hasta vaciarla de cualquier significado.

La característica cardinal de esa brigada de choque cultural, es la descalificación automática de cualquier tipo de discrepancia, de forma que basta el más mínimo y matizado desacuerdo, para ser tratado de fascista, destructor del planeta, esclavista o agresor potencial de la mujer.

He escuchado con mucha atención este programa, precisamente al día siguiente a la clausura temporal de mi muro en FB. No es la primera... pero me parece que va a ser la última.

El desenganche de Piérre Nora de su actividad, me ha sugerido la prudencia y la sabiduría como ejes de su decisión. Seguir intentando mantener el debate sosegado y cortés, como mecánica indispensable de la convivencia, en un contexto poblado de agentes tóxicos de la nueva 'Terreur' impuesta en las redes sociales, intentando burlar a los 'justicieros de la denuncia' y pasando otra vez a la clandestinidad, la verdad es que no cuadra en mi bitácora.

Siempre he creído que solo tiene posibilidades de triunfar quien juega en campo propio. Cuando aceptas la cancha del adversario, ya pierdes por uno a cero, antes de que la pelota gire por primera vez.

Hoy en día, viendo los que se está produciendo de forma acelerada en España, ya sea por que poseo un ego sobredimensionado que soporta mal el castigo, o por simple instinto de conservación, tengo la sensación sombría de que 'algo' grave puede sobrevenir en nuestro país, en un futuro no muy lejano.

Nada desearía más que equivocarme, pero...