GENERACIONES.

 

 

La generación nacida en la paz reconquistada tras la SGM, los conocidos como ‘baby boomers’, llevaron a a cabo la única revolución cultural digna de ese nombre, cuando alcanzaron la edad de la razón en los años sesenta.

 

Su innegable cualidad de ‘generación inocente con las manos limpias de sangre’, por contraste con la de unos padres que acarreaban la mayor catástrofe de la historia en número de muertos, les empujó a soñar con una sociedad mejor, en la que una nueva clase social emergente, los jóvenes, empujaría los viejos, caducos y aburridos axiomas anteriores al vertedero de la historia.

 

No se trataba de una utopía más, en la larga historia de anhelos inalcanzables, sino que sus postulados se basaban en la posibilidad real de llevarla a cabo, bajo el estandarte de una libertad individual materializada en la autonomía económica.

 

El hogar paterno, como refugio y crisol de futuro, quedaba abolido.

 

Aquellos jóvenes no sólo redefinieron el concepto de joven, dejando en el camino su definición anterior de ‘aprendiz de adulto’, sino que crearon un universo cultural, artístico y económico exclusivo, ideando, desarrollando y comercializando sus propias creaciones, reclamando de esta manera un espacio social de naturaleza genuina.

 

Ese nuevo contexto tenía como marco referencial un catálogo completo de exigencias socio-culturales, que abarcaba todas y cada una de las condiciones que determinaban hasta entonces la vida en común.

 

La sexualidad; la condición femenina; la educación; la política; la igualdad de derechos civiles, la cultura, el medio ambiente, etc. Todo ello se replanteó sobre el telón de fondo de la revisión de los viejos criterios que definían los márgenes de la libertad hasta el momento.

 

Una valoración global del experimento nos arroja, hoy en día, un balance complejo en el que se pueden computar logros y fracasos. Se alcanzaron avances confirmados por la historia, así como consecuencias, con efectos nocivos a largo plazo.

 

Es en esa semillas defectuosas plantadas entonces con entusiasmo, en las que podemos detectar el origen de algunos de los problemas más acuciantes que hoy tienen planteados las sociedades desarrolladas.

 

La educación que recibieron las generaciones nacidas tras aquella revolución, definida con excesivo afán de renovación, y basada no pocas veces sobre métodos voluntaristas, cuando no improvisados, ha acabado por generar una atmósfera cada día más tóxica y con una temible capacidad de contagio.

 

Del prestigio adquirido por ciertos discursos acientíficos o ideologías oportunistas cuyo único mérito era su etiqueta de ‘pensamiento contestatario’, vemos hoy residuos en algunas propuestas presentadas con brillantes ropajes progresistas.

 

A los campus americanos, que es donde se inició el movimiento a mediados de los cincuenta y a ritmo de Rock’n’Roll, está llegando actualmente la última ola de aquella resaca, con una amenazadora potencia destructiva.

 

Los ‘Baby Bommers’ (1945/ 1955) y la ‘X Generation’ (1966/1976), dimos lugar a la generación de los ‘Millenials’ (post 1980).

 

Los ‘Millenials’ representan el ejemplo más significativo de cómo de una generación que hizo de su liberación del corral paterno y de una exaltación de la autonomía personal sus postulados inapelables, se ha pasado a una realidad en la que unos adultos inacabados, cebados y caprichosos que utilizan la conquista de aquel anhelo de libertad para exigir un insaciabable catálogo de reclamaciones de una moral pacata y fanática, se han convertido en los probables enterradores de las esperanzas de sus predecesores, si nadie lo remedia.

 

Es la generación que ya se educó bajo un postulado irrevocable : “La vida es peligrosa, pero nosotros los adultos vamos a hacer todo lo posible por protegeros del mal. No sólo de aquel que procede del exterior, sino también del que podríais infringiros mutuamente”.

 

De ese ambiente mórbido de ‘hiperprotección’, ha nacido la nueva progenie de ‘Niños Mimados’, que se han propuesto edificar una realidad acorde con su condición de ‘tardo-lactantes’ aquejados de una fragilidad vítrea en términos generales, mientras se encuentran sumidos en una entorno cultural extremadamente politizado, para que no les falte de nada.

 

Estos ‘Self-righteousness’, es decir, los convencidos de estar en posesión de la virtud suprema, de estar del lado de la verdad indiscutible, ejercen en ese ambiente de hostilidad todas las nuevas formas de censura y delación imaginables, propios de unas personas informadas en las redes sociales, en lugar de hacerlo en los medios de comunicación, como hacían la generaciones precedentes.

 

Algunos casos llegan a extremos como el relatado por una profesora de derecho en la Universidad de Harvard, Jeannie Suk , ante quien sus alumnas han rehusado entrar en su clase cuando se traten asuntos relativos a la delincuencia sexual, pretextando que podrían correr el riesgo de evocar en algunas de ellas antiguas violencias sufridas. Y así, tras haberle reclamado un "trigger warning", algo así como un “aviso-de-trauma” que las excusa de la asistencia a clase en esos casos, han terminado por denunciar a la docente ante los tribunales

 

Algunas alumnas incluso le exigieron que suprimiese el verbo ‘violar’ en la expresión ‘violación de la ley’. Algo así como si en una clase de cirugía se le prohibiese al profesor el uso del escalpelo.

 

Uno se pregunta cómo van a enfrentarse a los desafíos y la dificultades de la vida, una colección como esta de mamones sin biberón.

Comentarios

  1. Coincido en gran parte contigo. Sin embargo hay, a mi juicio, un error. Los babyboomers contienen a los nacidos entre 1955 y 1965 (en caso contrario habría un salto de diez años entre las generaciones que tú reseñas). Asimismo, entre la generación X y los millenials queda otra generación, la generación Y, que recoge a los nacidos entre 1976 y 1986. Los millenials, propiamente, habrían nacido entre 1986 y 1996 (tienen hoy entre veintitantos y treinta y tantos años). Y, si suelen ser individuos (las individuas, aún peor) caprichosos, autoconvencidos de su propia divinidad y de tener todos, todos, todos los derechos del mundo (y ni una sola obligación correspondiente), ello no es nada para la siguiente generación, la de los nativos digitales.

    En fin, es lo que hay.

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    1. Los BB, somos los hijos de los que hicieron la guerra, que teníamos veinte años en los '60.

      Para mí una generación dista unos doce años hasta la siguiente. Esto es, el miembro de ella puede dialogar con los que tienen doce años más y doce años menos. Pero nadie protagoniza nada antes de los veinte. Por eso yo sugería ese rango de fechas.

      Los hijos de mi generación tendrían veinte años en los '80. Y esos adultos de cuarenta años hoy años son aquellos que yo denomino 'Millenials', ya que se supone que tendían veinte al comienzo del siglo XXI.

      En cualquier caso, han fabricado una colección de niños mimosos insoportable.

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